lunes, 18 de enero de 2016

Vivencias

                                     VIVENCIAS

Corría el mes de Enero, año 2013, yo estaba recién llegado a este país, y salía de un ensayo, y me dispuse a pasear por las calles de San Francisco, ciudad a la que llegue cuando vine a residir a este país. Eran mas o menos las 12 del medio día, no hacia calor pero había un sol que alumbraba y calentaba rico, yo caminaba por esas calles con un cajón guardado en un estuche que llevaba como una mochila en la espalda; dentro de ese cajón un par de zapatos, estaba fascinado por ver esas calles, con edificaciones victorianas, combinadas con una moderna urbe, sorprendido ademas por las inclinadas calles, de San Francisco, el viejo y turístico tranvía que solo había visto en películas, o en la tv, en programas como full house, y yo no podía creerlo, cuando me disponía a cruzar la calle, una humareda densa me envolvió el rostro, y un olor a marihuana llamo mucho mi atención, era un grupo de tres muchachos que estaban pasandose una pipa fumando el famoso canabis, cerca de un policía en plena calle y a la luz del sol, que increíble...:!!! fue lo que pensé, luego me entere que eso era algo normal, en esa ciudad que la ley lo permitía, al cruzar la calle, también me asombro ver como dos “gringos” barbones, altos y fornidos, usando unos lentes para sol, vestidos como dos motociclistas, de esos que parecen malos; se agarraban de la mano, y besaban de lo mas normal en la calle, obviamente eso llamo mas mi atención pues en el Peru esas muestras de afecto homosexual hubieran desatado las mas irascibles muestras homofobicas, ademas de las burlas mas groseras, y rechazo total, hasta tal vez yo hubiera participado de ellas ( sin ser homofobico) pero en realidad era increíble, seria tal vez porque en Peru, digamos estamos acostumbrados a ver a los gays, con un bio tipo mas endeble, tal vez mas bajos de estatura, sin barbas en la cara, y con una apariencia mas delicada, pero estos tipos, eran de apariencia ruda, y cara de malos, en fin. Seguí con mi caminata, y a la vez que caminaba las calles lucían mejor, hasta que comencé a ver a artistas callejeros que alegraron mi momento, encontré a un baterista, que hacia parecer a Ringo como un aprendiz, era alucinante la forma en como tocaba, acompañado de un saxofonista, en plena calle, seguí caminando y me encontré con un pintor, el arte del fulano, parecía, de un egresado de la escuela de bellas artes allá en lima, me hacia acordar a ellos, luego me encontré con un grupo de 5 bailando hip hop, al rato vi pasar lleno el tranvía que solo había visto en las películas lleno de gente que colgaba de los estribos, que saludaban a cuantos le cruzaban miradas, me sentía increíble, camine por una calle que parecía el jirón de la union sobredimensionado, y observe que la gente que viajaba en el tranvía que me había pasado, con los que colgaban en los estribos saludando, bajaban del mismo y la mayoría eran asiáticos, luego vi subir un grupo igual de numeroso al tranvía que minutos antes había sido desocupado, pero estos eran todos caucásicos, se les veía turistas, no residentes, traían todos en una gran mayoría cámaras de fotos y videos colgados del cuello, hasta que un ritmo, comenzó a calar en mis hebras mas intimas, era un ritmo con mucha percusión, era algo así como un hip hop, mezclado con rap, y con rock, era un híbrido musical hermoso, acompañados del repiquetear de unas suelas, de un par de bailarines afro americanos.
Ellos zapateaban y al parecer recién estaban empezando su rutina callejera, su show, poco a poco fue llegando mas gente, y yo miraba y escuchaba lo que hacían asombrado, es decir, había visto días atrás a otros zapateadores blancos hacerlo, pero estos tipos afro tenían algo diferente, creo que no eran técnicos, simplemente en ellos el arte fluía de una forma natural.
Aproveche que me detuve a ver el show, para sentarme un rato ya que andaba cansado después de casi dos horas de caminata, y me senté en el cajón, mientras ellos hacían su rutina, al principio juntos, al rato se desafiaban, para luego terminar haciendolo juntos, eran realmente impresionantes, cuando acabaron 20 minutos después, pasaron el sombrero y la gente realmente era generosa con las propinas que les daban, eso era algo que ademas a mi también me sorprendió, no había visto en peru tales “propinas” cuando la gente de la calle observa a estos artistas urbanos.
Cuando la gente se disperso, yo seguía sentado en el cajón queriendo hablar con ellos, decirles que me parecían fantásticos, que me parecieron alucinantes, pero; yo no hablaba entonces nada de ingles, y ellos nada de castellano, así entre un fallido intento de comunicación oral, saque mi cajón de la funda, y me puse a tocarlo al ritmo de la musica que ellos usaban, y ambos a coro dijeron OH WOW, IT´S AMAIZING, yo sonreía y seguía tocando, estaba como entrando en trance, cuando acabo la musica que ellos tocaban desde un iPad, seguían zapateando, y ellos hacían un ritmo con los pies, y yo replicaba con el cajón, luego yo proponía una armonía, y ellos la seguían con los pies, luego nos fusionamos, y volvió a llegar la gente, los tres, cada vez estábamos mas excitados, mas en trance, un trance musical muy rico, muy paja; luego uno de ellos me pidió que si podía tocar mi cajón, eso lo entendí por las señas que me hacia, mas no por lo que decía, entonces dije YES, y antes de pararme le marque un patrón y el lo siguió casi a la perfección, mientras el tocaba, y el otro zapateaba, yo saque los zapatos de dentro del cajón y cambie mis zapatillas, para ponerme al lado de Edward, así se llamaba este artista, y comenzó lo bueno, se olvidaron del iPad, Jeff comenzó a hacer la musica que le provocaba, la que podía tocar desde el alma, en el cajón y la tocaba como base, mientras que Edward me marcaba la pauta musical con los pies, y yo lo comencé a seguir, el se sorprendió, y me la iba poniendo mas complicada cada vez, a lo que se sorprendía mas al ver que le respondía, luego fui yo quien le marco la pauta, le marque bases de zapateo afro peruano y el respondía, luego ambos solo sonaban las palmas, y me dejaron solo, frente a varias decenas ya de gente que observaba esta especia de reto, de dialogo musical entre personas que hablábamos diferentes idiomas, y en esa oportunidad fue el turno de ellos de quedarse sorprendidos, mientras el calor aumentaba y las palmas de la gente hacían que mas gente se acercara, cuando las piernas comenzaron a ponerse pesadas por el cansancio de zapatear, les cedí el turno y yo comencé a tocar en el cajón una base de festejo, que ellos seguían con su zapateo americano, OH MY GOD, esas fueron las palabras de Edward y Jeff, parecía que habíamos ensayado, que nos conocíamos de tiempo, preguntaron como hacia que mis zapatos sonaran tanto teniendo en cuenta que los míos eran pura suela y los de ellos tenían fieros en las puntas y tacos, cuando pasaron el sombrero recuerdo que recolectaron 280 dólares, había mucha gente y gente que se quedo fascinada con lo que vio, el me dio 50, no lo repartió en partes iguales, pero no me importo, eso fue un plus, lo que mas me gusto fue, ese encuentro con gente que en mi vida había visto, gente artista como yo con la que jamas me junte para ningún ensayo, gente que no hablaba mi mismo idioma oral, pero sin embargo pudimos conversar, dialogar, y discutir musicalmente de una forma armoniosa, alucinante, como si nos conociéramos de toda la vida, hoy ya no vivo en San Francisco, vivo en Los Angeles, en el mismo California, pero a 6 horas manejando de aquel lugar que fue el encuentro artístico mas natural que haya tenido en mi carrera, Edward y Jeff siguen haciendo su arte en la Market st, y yo sigo haciendo mi arte por acá.